Senderos del destierro a vosotros os dejo mi apatía. Que la luz y la brisa de suspiros mediterráneos culmen mis próximas desventuras, pues hoy germina en mí la flor, flamante flor de la esperanza que sólo se les otorga a los ingenuos y afortunados estúpidos.
Siento las cosas que no se pueden sentir, callo aquello que constantemente digo y al final, olvido aquello por lo que siempre recuerdo.
Deseos, pasión que se escapa entre mis dedos como si de ceniza se tratase para volver con cada bocanada de viento azotando mi rostro con su insípida existencia.
Claridad, se logra con la meditación pero no es suficiente para alguien como yo. Pienso y razono todo cuanto me ocurre, pero tal vez mal o no lo suficiente pues recaigo una y otra vez en pasiones enterradas.
Necesito un balance que me ofrezca verdaderamente una tregua. Si tengo apetito quiero comer, si no lo tengo no quiero desear hacerlo y mientras como, oh por favor no quiero sentir arcadas de nuevo.
Ser correspondido. ¿Tan grande es ese privilegio?
Amar con el cuerpo mellado... ¿tanto le cuesta a mi pecho? ¿tan seguro está del sufrimiento?
NaiT
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