Como es tradición, ésta es época para reflexionar los sucesos del año y para evaluar nuestra evolución.
Todo un día recordando anécdotas, errores y por supuesto muchos momentos felices para luego analizar cada uno de esos aspectos y sacar una conclusión del año.
Mi conclusión es simple, todos los años deseo mejorar, ya sea mi actitud, mi estado sentimental o mi esfuerzo/dedicación con las tareas que me son asignadas o mis obligaciones. Por supuesto no siempre consigo realizar con éxito esos propósitos de año nuevo. Ojalá eso cambie ésta noche, durante las 12 campanadas, durante la fiesta donde embriagaré mis sentidos para nacer nuevamente tras el amanecer.
Mis propósitos renovados: Cambio, cambio y más cambio. Tras reflexionar (y éste blog es silencioso testigo de ello) largo y tendido sobre mis errores, mis carencias y aquellas cosas que me pesan he decidido que cambiar es la única salida para seguir adelante y no estancarme con mis propios sentimientos.
Ya me he acostumbrado a la pérdida, el rechazo... aunque tal vez no esté acostumbrado del todo, de ahí mi cólera siempre que ocurre.
Este año nuevo quiero centrarme, cambiar mi propia suerte, crecer nuevamente como hace años que no hago y al final descubrir en mí mismo esas fuerzas que a veces creo desaparecidas.
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El tintineo de los cuartos sólo es el preludio, al poco llegan las campanadas y con ellas el arrebato impulsivo de tragar las uvas de la suerte. Su nombre debe derivar de la suerte de no atragantarse con ellas o eso es lo que pensaba de pequeño. Cuando creces, año tras año, esas uvas cada vez se deslizan mejor por la garganta, cuesta menos tragarlas y finalmente eres capaz de comértelas a tiempo sin necesidad de comerte más de una para "adelantar".
Lo mismo ocurre con los problemas, a medida que creces éstos se vuelven más digeribles, eres capaz de sobrellevarlos mejor y algunos incluso pasan sin problemas.
Es momento de bondad, nuevos propósitos o finalizar los ya empezados. Es tiempo de redención, los errores no desaparecen y las cicatrices siempre quedarán, pero es inhumano encarcelarse tras muros de culpa y con cadenas de paranoia. Hay que caminar para tropezar, sólo así obtienes el orgullo de volver a ponerte de pié.
Es la hora de sentir todo el mundo en tus entrañas, el diminuto instante en que el mundo se detiene, en el que empieza una nueva era, un nuevo día, un nuevo mes, un nuevo año...
Adelanto todas estas reflexiones pues me espera un largo día por delante como a muchos. Pero durante todo este día procuraré tener presente mis propias palabras, el espíritu del año nuevo y sentir a la hora señalada las fuerzas para llevar a cabo mis propósitos.
Sé que con la crisis será difícil, pero ya he tomado unas decisiones. Me voy a esforzar para aprobar la prueba de acceso de grado superior. NO me voy a mudar a Barcelona, me va a ser imposible para mí y mi familia, es una realidad, así que estudiaré el grado superior en Palma. Voy a ponerme serio de verdad con mi cuerpo, quiero ponerme en forma de verdad y no los palos de ciego que llevo dando desde verano, que con la tontería de los resfriados y demás hay semanas que a penas hago ejercicio.
En cuanto al amor... ¿Qué propósitos podemos ponerle al amor? No es algo con lo que se pueda hacer promesas hasta que no lo sientes. Y lo digo yo, que mantengo en un rincón de mi mente mis promesas, aquellas que nunca podré llevar a cabo por razones ajenas a mí, aquellas que tengo pendientes y las que pronto habré cumplido.
Las que más me cuestan son aquellas que me hago a mí mismo, véanse los propósitos para año nuevo, pero eso seguro que nos pasa a todos.
Así que sólo puedo decir que seguiré esperando hasta que llegue, pero quiero enfocarlo de otra manera, no censurarme a mí mismo tanto como hasta ahora. Tal vez con una nueva metodología me vaya mejor.
Hasta el momento sólo he hablado de mis deseos positivos, pero hay injusticias que no quiero seguir consintiendo. No es un odio real, no son sentimientos directos desde o hacia mi persona, pero sí hacia mis seres queridos.
Dicen que no es bueno dejarse llevar por el rencor, la rabia o cualquier sentimiento que pueda nublar el juicio, en cambio en estos casos específicos estoy completamente lúcido y cuerdo y espero poder desarrollar cual mejor venganza. Hay seres sobre este mundo que no son más que alimañas rastreras y mi familia no es el mejor objetivo si yo puedo impedirlo.
Éste año nuevo espero tener si no la oportunidad la ocasión para poder llevar a cabo mi propia justicia.
Por lo demás, espero este año también llevar a cabo mi proyecto de retocarme ropa y hacerme algunos complementos, ya va siendo hora de confeccionarme mi ropa.
Ahora sí, mi mejor deseo para todas y cada una de las personas que lean esta entrada y sobre todo a aquellas que tanto aprecio.
Un saludo desde lo más profundo de mi corazón y un "hasta el año que viene".
Chris NaiT
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