Con furia el llanto de los cielos azota la tierra y un mensaje salpica mi mente.
La luz celeste que quiebra la oscuridad entre las formas de cuerpos de gas esbozando aquella verdad que no quiero ver...
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Estoy solo y es la única verdad que tanto para mí es para el resto. Nacemos y morimos de esa forma, el resto de la vida sólo son saltos de una compañía a otra para tarde o temprano acabar en los brazos de aquella sombra que siempre ha velado por nosotros, esa personificación verdadera de la muerte: nosotros mismos.
¿Qué mejor rostro para la parca que el de su aterrorizada victima?
Pero esta noche no hablaré de muerte, sólo del desamor que consume los pedazos de un alma que se sostiene con la misma eficacia que una vela frente a un vendaval.
Me vuelvo recurrente con este tema, lo sé. Y nadie más que yo quisiera nombrar las maravillas que poseo y a penas presto atención.
Hoy, sólo tengo unas pocas palabras en mente y ninguna tiene relación. Hoy sólo soy capaz de decir que no conozco pero me siento mejor, solo pero mejor.
Quería hablar de miedos, pero el único miedo que tengo es a fallar, a no ser suficiente y por el momento sólo mi suficiencia me saca a flote, eso y el apoyo de muchas personas que permanecen a mi lado.
Hablo de estar solo pese a tener gente, sí, porque pese a que ellos estén, pese a disfrutarlos y recibir su ayuda, el vacío que tengo no es el que ellos ocupan.
Solo y afortunado de estar acompañado.
NaiT
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