Blood Letters...

domingo, 6 de marzo de 2011

Chapter 74. Recited Memories.

El siguiente relato ocurrió allá un mayo de 2009.

No son más que recuerdos de una tarde maravillosa junto a alguien especial y a quien espero no perder nunca por el gran cariño que le tengo y el amor que hubo y hay.

Sólo lo publico como regalo, porque sé que quieres leerlo y en sí cubrir las pequeñas lagunas que tienes frente a lo ocurrido.

Advierto que la calidad de narración dependerá de lo seguro que esté de los sucesos, pues no recuerdo todos los momentos con exactitud, ni todas las palabras pero sí las sensaciones que me embriagaron.

Nuestra tarde no empezó de la mejor forma. Justo cuando llegaste a la Fnac yo estaba recorriendo las calles en busca de un cajero para pagar en metálico la entrada para SlipKnoT mientras Silvia y Nerea hacían cola.


Al llegar por fin te vi y por un instante me sentí realizado al ver ese chico con el que ya había intercambiado palabras por méssenger y por teléfono. Palabras que para mí significaron mucho y que nos dotaron de gran intimidad y confianza.


Una vez compramos las entradas recuerdo que nos hiciste la foto donde las sostenemos los 3. Luego vino la duda: ¿a dónde vamos?. Optamos por acudir a aquel sitio que nos sirvió de referencia para conocernos por una foto, el mismo donde siempre suelo acudir con Silvia y Nerea a parte de a algún "100 montaditos" cuando voy por Madrid. Sí, me refiero al Starbucks de Chueca.



¿Lo recordabas? na de nuestras primeras conversaciones fué respecto a ese mismo lugar que reconocí por ver los cuadros en una foto tuya. Poco después fuimos congeniando más y más al ver que trníamos más cosas en común.


Por el camino fuimos hablando y conociste mejor a Silvia y Nerea. Una vez ahí pedimos algo, yo seguramente algún frapé de frutas del bosque que es lo que suelo tomar ahí, pero de eso ya no estoy seguro.


Sentados en el rincón más intimo de la planta baja del Starbucks, hablábamos, reíamos y nos hicimos fotos, algunas en las que, a mi parecer y el de nuestras 2 acompañantes, había algunos matices en tus ojos, un brillo especial mientras me mirabas.


Yo lo estaba deseando, pero no quería caer en tu juego. Sabía que tus negativas por méssenger a liarnos eran sólo las premisas para un tira y afloja que acabaría donde ambos queríamos llegar. También estaba el suceso de la noche anterior que tiró por los suelos tu "abstinencia de putoneo".
Recuerdo que en algún momento Silvia y Nerea me preguntaban si al final habría tema, que eras un chico muy guapo y que se veía la tensión entre ambos, aunque tampoco hacía falta fijarse mucho con las indirectas e intentos por tu parte de ponerme nervioso con propuestas obscenas que no se podían llevar a cabo.


Al poco rato salimos para dar un paseo por Chueca. Pasamos frente a un local de "osos" y ahí salió tu pánico a esos sitios, pues eres un dulce muy goloso para quienes lo frecuentan.


No recuerdo muy bien a qué altura de Chueca me llamaron Annita y Laura que estaban solas y aburridas en el hotel y vinieron a nuestro encuentro. Seguimos paseando pero ya no sabría decirte qué calles tomamos ara aparecer en Gran Vía. Es mucho tiempo pasando por todas esas callejuelas...


Ya en Gran Vía (la "Grande Vía dah, dah" para mí, Silvia y Nerea por nuestro amigo Toni), emprendimos ruta a plaza España. Recuerdo que Annita también me preguntó si eras "el chico con el que me quería liar esa tarde" y le dije que sí a lo que ella me proponía ir al hotel, quedarse con Silvia y Nerea en su cuarto mientras tú y yo íbamos al mío. Realmente lo pensé muy seriamente.


Cuando pasábamos por Callao, cerca de mi hotel la sangre me hervía de necesidad, quería tenerte más pegado a mí y por supuesto, tenerte sólo para mí, a solas. Fue entonces cuando nos pegamos más, rodeamos la cintura del otro con más fuerza y casi podíamos palpar el paquete del otro con los dedos posados en la cadera. Esa fue nuestra silenciosa declaración "sí, vamos a liarnos".


Te propuse subir al hotel, pero no te convenció la idea, así que pasamos de largo y llegamos a Plaza España poco después.


Hacía mucho sol, la fuente me maravilló pero tenía cosas más urgentes que atender y necesitábamos un sitio adecuado. Optamos por la sombra de un árbol proyectada sobre el césped no muy abundante en un sector cercano a una rampa de acceso para coches del parking subterráneo de la plaza. fué ahí donde por fin pudimos dar rienda suelta a todo aquello que estábamos cociendo a fuego lento durante toda la tarde.


Las chicas estaban haciendo fotos por la plaza y tú tumbado en el césped conmigo a tu lado pero a la vez sobre ti, nos liábamos. Recuerdo lo agradable que era estar dentro de tu boca, la suavidad de tus finos labios y la energía con la que poseías mi lengua con la tuya.


Mi mano no tardó en buscar algo más y creo que debí acariciarte poco antes de llegar a la zona deseada, a palpar con mi propia mano el resultado de la excitación que nos invadía mutuamente.


No pude disfrutar tanto como me hubiera gustado, pero aún recuerdo en mis yemas lo suave que era la piel de dicha zona y más o menos recuerdo su longitud y puede que el grosor. Se me hacía la boca agua sólo de pensar en poder poseerte de la forma que realmente deseaba.


Me pediste ponerte encima y a regañadientes acepté, pero incluso con alguien tan fascinante como tú, el hecho de sentirme dominado me ponía de los nervios, y más cuando mi flequillo se abría a estar yo boca arriba desesperándme aún más. Odio mi frente, odio lo feo que me hace, odio no estar lo más radiante posible y menos ante alguien especial, alguien al quien conquistar, alguien como tú.
Fue en esos breves instantes cuando Annita nos hizo una foto, liándonos pero tú sobre mí. Lástima que esa foto no se pueda recuperar.


Instantes después volvía a estar sobre tí y esta vez arremetía con más ansia sobre tu cuello y también por tu torso. Recuerdo acariciar tus pezones bajo tu camiseta y cómo te besé el vientre bajando hacia donde deseaba ir. Me costó horrores decidir que mejor no hacerlo ahí enmedio, pero verdaderamente deseaba tenerla en mi boca, al igual que deseaba mucho más para-contigo.
Al cabo de un rato nos percatamos de la presencia, casi pegadas a nosotros, de Silvia, Nerea, Annita y Laura que nos observaban mientras hablaban entre ellas.


- No hubo mucha más acción después. Tenías el tiempo limitado para pillar el bus con destino a Las Rozas. Ya habías pasado la noche fuera de casa y debías volver a una hora decente.
Creo que fue entre las 19:30-20:00 cuando finalmente nos despedíamos hasta 1 mes y medio después que yo volvía a madrid para el concierto de SlipKnoT.


A mi regreso todo había cambiado. No entre nosotros pero sí nuestras posibilidades pues tú ya estabas con Miguel. En su momento me dolió pero como todo dolor en esta vida se supera con el tiempo, y más cuando hay una amistad como la nuestra por en medio.


En mi hotel, febril y sólo con tu compañía pues a Silvia y Nerea no las dejaron subir, sentí la imperiosa necesidad de tus labios pero hubiera sido un error. Pese a tus ojos entre condolencia y gran muestra de cariño, tal vez más del que podía soportar en la situación que estábamos, yo tumbado en la cama con una toalla empapada en la frente y tú recostado a mi lado en la cama sin dejar de mirarme; no podía permitir echar por la borda lo que estabas iniciando con Miguel.


Supongo que siempre he sido demasiado respetuoso con las relaciones de los demás evitando interponerme.


Hay que ver lo que son las cosas. Lo que una decisión para un bien se vuelve una llaga que jamás cura, el terrible "y si...". Pero es algo que ya no sabremos, pues de ser así, significaría tu sufrimiento, algo que desgraciadamente no valdría la pena por lo que en verdad te has... nos hemos perdido. Siempre quedarán los sueños y la imaginación para rellenar los huecos de nuestra "experiencia inconclusa".


Éste es mi presente para ti, por los años que nos conocemos y los que aún nos quedan por delante.

NaiT