El concepto de amor es muy ambiguo, relativo al momento y las circunstancias.
¿Amamos siempre por igual y en la misma dirección?
Una piedra tras un montón de cera es la que esconde mi propio corazón, un órgano azabache donde mis sentimientos se marchitan con la espera del resurgir.
¿Amaré de nuevo alguna vez, tal y como recordaba el amor? Creo que no.
El pasado sólo son más cenizas en la combustión de la vida.
Recuerdos son los que yacen bajo cera, la eterna cera que los protegerá hasta el día que decida recuperarlos o destruirlos y con ellos mi actual ser.
Un reflejo más, sólo otro eco sordo de una realidad aparente en formas, de un sueño frágil suspendido tan sólo por mi imaginación.
Mi propia ilusión retratada como Dorian Gray, marchitándose por mí mientras vivo una mentira de piedra, sin dudas ni tormentos más que aquellos que me obligo por masoquismo para no perder ése lazo con el mundo.
Un corazón fuera de mi pecho que pese al granito que lo compone y la cera que lo envuelve todavía late sin revelar aún por quién.
Mis últimas barreras ante la decepción que ojalá jamás ocurra. Ojalá nunca suelte a la bestia... Ojalá ese corazón maltrecho que tan bien guardo, nunca se rompa.
Ya lo han herido y con esfuerzo lo he recompuesto basándome en el modelo original. Pero se pudre...
Esta es mi forma de plasmar mi propia metodología, la sutileza con la que podré declarar hasta qué punto me entregue. Y es que ese corazón existe en forma desde hace años y pese a partir el de mi pecho éste permanece todavía. ¿Qué ocurrirá cuando lo rompa?
Oculto en mi morada reposa ése pequeño tesoro que tal vez nadie vea nunca.
NaiT
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