Aclaro antes de nada que mi concepto de pesadilla es muy propio ya que no las sufro como tal. Cuando sufres una pesadilla sientes pánico o aberración durante el sueño y al despertar además de una sensaión de angustia retienes el sobresalto por los acontecimientos del mismo sueño.
Pues bien, hace muchisimos años que no tengo pesadillas, pese a soñar con apocalipsis zombies, persecusiones, peleas... diversas formas de muerte y destrucción que disfruto y muchas veces, al despertar, me motivan para volver a dormirme y proseguir con el sueño desde donde lo dejé. No siempre es posible.
Hace casi 1 año sí que sufrí una pesadilla real, pero sólo una en... ¿7 años? ¿8 quizá? En esta era acechado por algo intangible, algo que cuando me tenía yo era incapaz de sobreponerme o gritar siquiera pese a ser atacado dentro de mi cuarto. Supongo que debió ser una advertencia o muestra de mi sumo respeto hacia las almas errantes que permanecen en este mundo.
Hay quien pensará que en mis sueños salgo victorioso y por ello no los veo como pesadillas. ¡Nada más lejos! En los apocalipsis zombies es verdad que suelo actuar con cautela y refugiándome. En los sueños de persecuciones con peleas no siempre suelo salir victorioso de las contiendas. Generalmente me despierto tras una paliza o en el momento de celebrar la victoria. En ambos casos lo disfruto igual pese al dolor de huesos con le que me despierto hahaha.
Los sueños de estos días... son como los que tenía en mi infancia. Más que sueños eran preludios al sueño, mi propia imaginación, sin razón aparente, haciendo ademán de compasión por la vida me mostraba la más cruda realidad, un masoquismo profundo e irrefenable. Mi gran miedo a la soledad o incluso mi gran aferro a mi familia.
Esas sesiones de sufrimiento autoimpuesto fueron la antesala de mi aparente frivolidad acerca de la familia o de algunos pensamientos que retengo sólo para mi ser, la confianza de que ningún lazo que tenga con nadie será tan fuerte, que siempre estaré a tiempo de separarme de los demás y sumergirme en mi soledad, la única que aguardará eternamente para estar conmigo, y lo estará, pero a saber cuándo.
Me gustaría saber si estos sueños son alguna advertencia, lo cual no me extrañaría teniendo en cuenta la situación. Lo más probable, es que sólo sean una muestra de preocupación, pues ¿por qué negarlo? Estoy preocupado por mis padres y la situación general que vivimos, pero eso ya es otro tema y mucho menos lo comentaré por internet.
Parece mentira cómo la semántica cambia las cosas. Cómo un niño cualquiera es capaz de "perder el miedo", cosa que no es así, pero es capaz de encararse a situaciones que deberían aterrarle. Será la práctica a lo mejor...
Mis miedos más profundos son el dolor y aún más en ser incapaz de lograr algo, querer protejer a alguien y fallar en el intento o actuar indebidamente.
¿Películas gore? Me hacen bastante gracia y según cómo me pillen me pueden afectar o no. Soy una persona impresionalbe en verdad y la sangre siempre ha tenido un efecto raro en mí, causándome debilidad, mareo y hasta inconsciencia. Los médicos no saben por qué me ocurre y con los años he averiguado que no es con la sangre en sí, es mi interpretación, mi empatía con la situación la que me baja la tensión, aún más, y me hace perder la consciencia. Mi actividad y estado de ánimo son fundamentales para evitarlo. Quitando eso, me apasiona la sangre y su olor es capaz de enturbiarme.
¿Suspense o terror? Los sustos se vuelven muy premeditados y si no fuera porque en otras situaciones poseo reflejos pensaría que mi falta de reacción, o lo mínimamente contenido ante algunos sustos realmente inesperados, son a causa de algún problema motriz haha. Realmente me encanta ver al a gente teniendo sobresaltos o gritando de pánico por verdaderas chorradas y pensar que seguramente en una situación como la de la película quedarían paralizados.
No soy alguien sin miedos, ni soy un ser omnipotente capaz de todo cuanto quiero o me propongo, ojalá, pero sí que hay cosas que tengo claras. Hay quienes adoran las películas de terror, ver cuerpos ensangrentados o en descomposición pero en la vida real les aberran tales visiones.
Según la situación puedo mostrar más tristeza, indiferencia y hasta interés hacia la muerte, pues para mí, en verdad, pocas veces es relevante. Las muertes más significativas las he vivido en mi propio subconsciente y he sido testigo de la parafernalia de otras más.
He aspirado el producto de los cuerpos en plena descomposición de mis perros y sólo reaccióné con rabia pues estaban muertos porque mis padres no hicieron caso mientras yo no estaba. Por lo demás la fugaz tristeza que supone el saber que ya nunca podré jugar con ellos, aunque compensa saber que tenemos más perros.
Sí, puedo ser tremendamente cálido pero a la vez frío y distante como el que más. Eso no quita que en mi interior se muevan cosas inexplicables, que no retenga parte de ese sufrimiento para mi aforo personal y poder deleitarme con él de vez en cuando, inspirarme o simplemente, sentirme más humano.
Soy un ser de naturaleza sentimental, me guío por las emociones y ellas son las que manejan mis hilos. Pero cuando uno crea un nudo de principios, rectitud, consciencia y razón, es cuando descubres que existen muchas capas antes de llegar a tu propia y más profunda naturaleza; imposible de describir en una frase. Es ahí cuando comprendes el poder de las sutilezas y cómo cambios minúsculos en la compleja maquinaria de tu ser realizan verdaderas catástrofes en tu personalidad o en lo que reflejas con ella, tus acciones.
Ahí es donde me encuentro yo, más allá de las pesadillas, de los miedos carnales o físicos, pues el sufrimiento es una condición desagradable pero a la que te puedes acostumbrar. arece que mi gran número de ascos y manías provienen de la falta de miedos completos jaja
Algún día no demasiado lejano, viviré entre pesadillas, entre miedos y deseos ocultos, entre las sombras de la conciencia. algún día, tras la huella de mi falta y las llamas de mi partida, yo seré una verdadera pesadilla. Un sueño sumergido en tinieblas, un amante nocturno con garras devastadoras, un beso desesperado con un mundo incomprensible, una herida en tu conciencia cuya hemorragia no podrás parar. Ojalá, hasta que llegue ese día, nadie aprenda a ver las cosas igual que yo.
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