De pequeño me inculcaron el regalar algo en san valentín. Durante la primaria, mi dulce infancia mis regalos y poemas iban destinados a Cristina, mi amor por aquel entonces.
En la ESO sólo fuí partícipe de esta celebración regalanto una rosa a Bea que fué mi novia por 2 semanas tiempo antes de la fiesta, ¿o fue después? Ya ni lo recuerdo con exactitud.
Pasaron los años y la fiesta de San valentín perdía su significado comercial, pues estaba solo y vivía el día como la antesala y recordatorio del cumpleaños de mi hermana o como la "cena de San Valentín con mis padres".
Ya a punto de acabar la ESO conocí al que fue mi gran amor pese a ser realmente un capricho de la distancia, pues sin habernos visto todo cuanto sentí sólo era idealización, por muy profunda que fuese.
Ese San Valentín, pese a estar solo físicamente, no lo estaba supuestamente. volví a los ritos consumistas como muestra de mi cariño.
Al final la historia volvió a lo de antes, estar solo ése día. Al año siguiente cometí un error del que solo me arrepiento del cuándo y cómo, pero ya está más que superado y ciertamente lo disfruté.
Al siguiente ya no recuerdo qué hicimos y eso fue hace 2 años (vaya lío estoy montando eh!?).
Pronto se acerca otro San Valentín y me apetece, por una vez, cenar a solas con alguien para sentir por mínima y brevemente lo que es cenar con "tu pareja" el día de los enamorados, amantes o como sea.
Mucha gente que lo celebra ni siquiera conoce el término amar, algunos están con sus parejas pero no son las personas que aman, por lo que opino que más que enamorados es "día de amantes", pero eso ya es una discusión a la que no quiero entrar.
Recordando San Valentines pasados (y cada año serán más) siento el azote de ese fantasma de aspecto angelical incidiendo con sus flechas en un pecho a momentos hueco, a momentos rígido.
Seguro que será producto de mi propia paranoia, de intentar calcular y medir cuanto pueda mis sensaciones, organizarlas y sacar mis ideas en claro. A veces me parece que rige demasiado la mente por autoimposición, por buscar la perfección...
Será porque la situación ahora mismo es muy "rara" por describirla de alguna forma. Me encata poder estar así con alguien, pero no puedo evitar sentir que quiero más... lo que empezó con un "ir poco a poco" se está volviendo un "estancamiento", o esa es la sensación que tengo.
Le añoro, pero a momentos creo que debería añorarle más... Pienso en él muchos momentos del día y espero con ansia que no tenga planes para poder quedar, aunque eso tampoco me quita mis planes, algo que es de agradecer, no tener una obsesión compulsiva jaja.
Definitivamente no estoy acostumbrado a esto, no estoy acostumbrado a "estar" con alguien y menos físicamente tras una larguísima lista de encoñamientos (y algunos bastante profundos) a distancia.
Estoy oxidado, supongo que eso es todo.
Ya no falta nada, sólo ver cómo acontece la acción ;)
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