El mundo se vuelve aburrido y la vida pierde sentido cada vez que se aleja tu aliento de mí...
Y como en un baile de máscaras me vuelvo uno más en la umbra de lo intangible, lo inmoral y todo cuanto vemos sin percatarnos de lo real...
Son mis ganas de salir las que me mantienen preso y todos esos llantos mudos los que me silencian. Soy víctima de mi propia razón y mis emociones juegan a tomar el control.
Me siento parte de un todo reducido a la nada, no sólo incompleto o perdido, más bien... incoherente. ¡¡Ilógico también! Soy la idea viva de aquello que debería abrirme las puertas que vez tras otra se cierran ante mí.
Tal vez el matiz estaba en que sólo sirvo de llave para otros, y no para mi persona.
¿Persona? Y sin más caigo otra vez en mis propias patrañas con la esperanza de que el mundo cambie o que tal vez cambie yo.
Pero no puedo. ¡Llámame osado o impertinente! Pero prefiero caer a perder todo lo que me hace SER.
Puedo amoldarme a los cambios, puedo contenerme en alguna situación, pero no quiero algo llamado vida si en esa vida no puedo ser yo.
¿Por qué demonios debí enamorarme? ¿Por qué demonios todavía me cuesta? Y peor todavía ¿por qué coño pensé que te olvidaría empeorando mi situación?
Parece mentira que un pecho que late sin fuerza, uno que pasa desapercibido ante cualquier tacto, pueda abarcar tanto sentimiento acumulado. Y cómo duele cuando palpita con violencia...
Sinceramente doy asco pensando en banalidades cuando alguien cercano se debate la vida...
NaiT
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