Blood Letters...

domingo, 25 de septiembre de 2011

Corazones Heridos.

Un corazón herido es el mayor arma de destrucción conocida por el hombre.

Puede destruir a quienes te rodean: tus amigos, tu familia o incluso a cualquier persona que simplemente se atreva a acercarse a ti; quienes te han hecho sufrir, quienes podrían hacerlo o incluso a sí mismo.

Cuando el odio invade tus sentidos, cuando ése dolor palpitante no te deja reflexionar es cuando el mundo se rompe a pedazos ante tus ojos, tu realidad se desmorona con lo que podrías caer fácilmente en la locura. Tu instinto es claro, ante el ataque debes defenderte, pero estás inseguro, te sientes traicionado y no quieres bajar la guardia, todos se vuelven enemigos.


Existen aliados en breves y pausadas escenas de cordura, pero ya estás infectado por el miedo, la sin razón, la verdad... Y la verdad es que las palabras más hermosas se te acabarán clavando en tu pecho, ya sea por decirlas o por oírlas, da igual la dirección, el herido siempre es la diana.

Y cuando han jugado contigo tantas veces, cuando por propia voluntad has bajado la guardia, has permitido a otros conocer tu interior o simplemente les has dejado ver tu bondad es cuando pierdes la fe.

Nadie verá tus sacrificios, nadie conocerá tus penas salvo tú mismo, y lo peor, es que ser comprensivo con la situación de los otros sólo empeorará tu estado. Ningún sacrificio vale la pena porque se ha perdido la idea de lo que es el "amor".

¿Y qué es el amor? Algo de lo que todos conocemos o hemos oído hablar pero algo que pocos están dispuestos a valorar o por lo que muy pocos se atreven a luchar.

Mi propia satisfacción está por encima del amor y pese a todo, me dejo embaucar todavía por esa atractiva idea de tener otra mitad, alguien que te complemente o simplemente, realmente, alguien con quien pasar los momentos que no deseas soledad, alguien con quien compartir lo quien o puedes compartir con los demás, alguien verdaderamente especial que te haga sentir que tú también lo eres.

Pero eso ya no existe hoy día, o parece que su existencia se limita a todo cuanto no he tocado, cuanto he vivido o sentido.

Si realmente el amor tiene fecha de caducidad, vivo con la suerte de encontrármelo siempre caduco.

¿Queréis saber lo que es un corazón herido? Sólo tenéis que mirar hacia vuestro interior y si eso no basta, tranquilos que el mío hace tiempo que decidió dejar de sufrir latigazos.

¿Destrucción? La de mis valores, esos valores que se alzaban sobre promesas de amor hacia alguien afortunado, alguien que estuviera a mi lado. Valores de sacrificio... Pero ya no.


Y lo peor es que ante todo, siempre seré el malo, la puta, el que va a lo que va... sí, siempre seré el desgraciado que esperó de los demás muchísimo más de lo que eran capaces de dar, incluso cuando to mismo me ponía barreras y dejaba clara la situación.

¿Enamoradizo? No creo, más bien ingenuo. Para enamoradizos ya he conocido casos que han desbordado mi sentido de la grima.

Confío en que alguien pueda rescatar algo de lo que ahora maldigo. Es mi naturaleza, es mi ser, mi ilusión... pero no me es bueno, no ahora y quienes han tenido la oportunidad no lo han valorado.

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Cuentan que una vez un hombre se arrancó el corazón para dejar de sentir y lo enterró para conservar todo lo bueno que había sentido. Cuentan que una vez un hombre, cansado y abrumado por el dolor se cansó de amar con ése gran vacío en el pecho. Cuentan que ése hombre todavía vuelve a este cementerio para recordarse por qué es infeliz, pero nadie se lo dice, él ya lo sabe. Cuentan que un hombre, cansado de vivir y sin esperanzas en la muerte cambió de parecer, su corazón ya casi no latía pero su sangre aún fluía y en fiestas a sí mismo se perdía. Cuentan que hay un corazón que no reconoce al hombre que era, porque prefiere la diversión a seguir luchando por lo que realmente quería.

NaiT

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