Mi vida se fragmenta entre mis dedos
y nadie puede darme solución o consuelo.
Barcos de papel en un gran mar de hielo,
angustias y penurias de un corazón descompuesto.
Sólo soy un charco de fuego, pues en mi naturaleza de agua ardo en pasiones y deseos.
Nadie tiene la culpa y todos la tienen a la vez, pero esto sólo es un trance alimentado con mi osadía y desdén.
Mi apatía, mis lagunas de soledad se apoderan una vez más de mi agotada conciencia. Ver el gran despojo que estoy hecho y lo prescindible que soy pese a que el mundo quiera creer lo contrario.
Y ahora que tengo sueño y puedo dormir, palabras e ideas abordan mi mente manteniéndome lúcido, sobrio mientras destripo mi propia alma bombardeada a cuchillazos tímidos pero alegres.
NaiT
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