A veces no sé cómo definir lo que siento, aunque es más mi incapacidad de reconocerlo de cara al público, de cara a ti.
Ha pasado un tiempo prudencial en el que he estado pensando, en todos los aspectos, viendo tu actitud para conmigo.
Sigo teniendo muchas dudas en mente debidas a mi inseguridad, mi desconfianza y, ante todo, a no entender el por qué haces las cosas, si es que existe algún motivo para ello.
Sé que tal vez le doy demasiada importancia a pequeñas cosas, seguro, pero como bien me ha dicho una buena amiga en más de una ocasión: “dos no bailan si uno no quiere”.
Desde el principio supe dónde me metía. Conocía las consecuencias y los riesgos de intentar algo contigo y, pese a todo, pequé. Tal vez no tanto en bajar la guardia y permitirme sentir demasiado, si no en tratar de apresurarme en darte todo aquello que parecías necesitar, aquello que yo te quería aportar; pese a las circunstancias.
No me arrepiento, no hay razón para arrepentirme de nada de lo ocurrido. Incluso a sabiendas de ser víctima de alguna manipulación, habría disfrutado la mentira.
Sí, a veces parece más sencillo pensar en ser víctima de un juego a aceptar que, simplemente, las cosas terminan, sin más.
Supongo que eso es lo que ha ocurrido, se ha terminado, pero tú... no he visto que hayas luchado, ni que lo hayas intentado, y eso es lo que me duele.
Sé que no pasas por un buen momento, estás en una etapa difícil y de por sí, tu vida tampoco es sencilla. Entiendo que estés confuso, que no sepas lo que quieres, o lo que sientes; aunque de saberlo, tampoco lo das a conocer.
Todos hemos sido heridos en algún momento y como tal, sé que algunas heridas pesan más que otras, a veces incluso demasiado y, lo peor, es que cada vez se acumulan más y más cicatrices. Pero no hay que rendirse.
Hay muchas preguntas de las que no sé si quiero conocer las respuestas, o de las que no sé si podré creerte del todo. Ya no me fío de ti, ya no sé si creer en todos los actos...
Eso es lo que más me perturba, lo que demostrabas en persona, pequeños gestos que tal vez sobrevaloré. ¿Eres a caso así con todos? O, pese a”apartarme” o quitarme “importancia” en tu vida, algunas frases parecían “diferenciarme” del resto. ¿De verdad he sido especial?
Quiero creer que sí, o al menos así me he sentido y me sigo sintiendo, en parte, pero no por ti o tus gestos actuales...
Si he sido algo ¿por qué ya no hay nada?. Se ha acabado, vale, pero, ¿de forma tan rotunda y decisiva?
Necesitas tu espacio, necesitas vivir tu vida, lo sé, pero me siento tan excluído, incluso sentenciado a un juicio negativo.
Sé que no te hace gracia que YO te “stalkee”, cuando tú mismo lo haces con otros (dudo que conmigo lo hagas), e incluso te agrada que otros lo hagan contigo.
Son esas cosas que me molestan, entre otras más que, podría llamar agua pasada, aunque sigan estando ahí.
Es de mis múltiples defectos. Una vez se pierde mi confianza, recuperarla es complicado, siempre estaré atento a lo que no me encaje. Soy celoso, lo acepto, pero si no se me dan razones para serlo de verdad, no tengo por qué desconfiar. Y para terminar, no olvido, nunca. Procuro hacer “borrón y cuenta nueva”, a veces incluso no dar importancia al pasado e intentar volver a empezar; pero si se me da pie para ello, toda la lista de errores, seguirá ahí.
Ojo, no soy tan vanidoso, procuro recordar tanto mis fallos como los del resto.
Tal vez por eso he errado en algunos aspectos, por las experiencias pasadas...
Desde que te conocí me gustaste y hasta me replanteé mi “límite de edad”.
Sabes que por las circunstancias, en este año casi no hemos tratado porque perdí la esperanza de conseguir nada contigo, además de no querer interferir en tu relación con tu ex. Pero, llegué a sentirme único y no sé si sólo fue el mismo inicio que con otros...
¿Por qué tú? Podría darte muchas razones, cuestiones racionales, físicas e incluso cognitivas que me resultan muy atractivas de ti y que, no son obviadas por el resto. Eres alguien muy atractivo, eso es innegable.
¿Pero la verdad? Sigo sin saberlo. ¿Por qué tú y no otro semejante? ¿Por qué tú y además tanto?
¿Por qué demonios tú, aunque no me convienes en lo más mínimo?
¿Por qué tú, que me lo vas a volver todo más difícil?
¿Por qué tú, si tal vez sólo he sido alguna tirita fallida?
Tal vez mi afán por lo que “no es fácil”, pero no, eso no es.
Tampoco son tus ojos rasgados de aspecto oriental, ni tus pecas faciales por muy adorable que te hagan.
No es tu cuerpo estilizado, ni el olor que él desprende. No será por tu estilo alternativo, ni tu pelo ni tus piercing.
No es por tu voz que puede pasar de agudos monosos a graves propios de alguien del Raval.
No es por tu humor infantil, ni tus notas de madurez atemporal.
Creo que tampoco es lo pegajoso que puedes llegar a ser a la vez que borde.
Tampoco será por el dulce sabor de tus besos, o lo suaves que son tus labios.
¿Será porque a momentos te mataría? ¿Porque preferiría besarte sin fin?
No, me niego a pensar que todo esto es por tener todo cuanto me gusta en un chico y más.
No creo sentir lo que siento por esto.
La verdad, la molesta verdad que vi en tu presencia la última vez, fue más simple que todo eso. Todas esas razones para gustarme, las podría tener cualquiera, no tiene nada especial...
Pero es que en tu presencia, jeh... No me siento con un chico de 15 años. Esa es la simple verdad.
Pese a todo, pese a gustarme por todo, pese a querer matarte a veces, pese a lo infantil que puedas ser o las tonterías que puedas hacer. ¡Yo también lo hago! Pero no, no puedo concebir que esa persona, ése chico, tú... No, no puedo entender cómo alguien de tu edad no me transmite esa edad.
Tal vez eso es lo que más me haya enamorado de ti. Pero lo mejor de todo es que, dado que no sientes interés por mí, jamás lo leerás.
Puede que seas curioso y yo me equivoque. Puede que algún día te de por mirar este rinconcito sobre mí y te lleves esta sorpresa.
Quizá yo también te “olvide” y tú jamás conozcas este escrito.
Tengo demasiado guardado, en general. Es hora de ir soltando algo de luz sobre mi persona.
No voy a dedicarte esas palabras, no te pondré en el compromiso de no saber si responder o no. Tampoco se las voy a dedicar a nadie que no las merezca. Disfruta de tu exclusividad mientras dure y, por su puesto, lucha por ser feliz.
Mantengo lo que dije en mi carta, siempre serás el único "bocho" para mí.
NaiT
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