¡Qué triste es pensar, y peor todavía, saber; que no nos pertenece todo aquello que nos digan, aquello que nos creamos ser...
Todo forma parte de una ilusión, una percepción errónea de la realidad que tarde o temprano nos sorprende con la auténtica verdad. Y mientras tanto, aterrados, engañándonos a nosotros mismos, tememos la llegada de aquello que nos horroriza...
Cuántos lucharán fervientemente contra la edad, sus efectos sobre el cuerpo y nuestra apariencia...
Pero lo que pocos advierten, es que por el mismo proceso que nuestro exterior se deteriora... nosotros por dentro también nos ennegrecemos...
Y esa es una de las diversas razones por las que me atraen tanto las personas más jóvenes que yo... La supuesta falta de corrupción física y emocional respecto a mí.
Lástima que no sea una ciencia cierta...
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