Blood Letters...

miércoles, 31 de octubre de 2012

Halloween's Eve...

Noche de los muertos bajo la tenue luz de la luna menguante ensombrecida por aires de tormenta.

En esta noche de jolgorio, víspera de todos los santos, en la que encarnaremos los terrores más intrínsecos del ser humano es la que yo aprovecharé para reflexionar y meditar antes de que el apabullante estrés que me espera el día de hoy me absorba por completo.


Ya contamos como día 31 de Octubre y es por ello que, antes de que llegue el día uno, el día de culto a aquellos que perecieron, los que se marcharon o incluso los que por poco no llegaron; yo rendiré, en mi egolatría misma, un culto especial a aquello que muere en mí cada día que pasa.


Por supuesto siempre tengo un momento para pensar en aquellas personas que desgraciadamente ya no están. Incluso también añoro aquellas mascotas cuya compañía no podré volver a disfrutar.

Pero me carcome por dentro la idea de que incluso en vida, hayan quienes por una cuestión u otra, no me van a acompañar más...

Aquellos nombres que no mencionaré, aquellos rostros grabados en mi memoria y aquellos momentos que agridulcemente puedo atesorar son lo que me impulsa de nuevo a preguntarme ¿Por qué?

En más de un caso conozco la respuesta, por amarga que sepa.

En otros sigo con la incertidumbre de hasta dónde pudo estar el error... Cosa que me lleva al quid de la cuestión, el mismo tema recurrente en este blog, en mi vida y en mi entorno como ente que lo vivo.

Mi soledad.

Una pena aceptada como castigo, como redención, como excusa o incluso como protección...

Desde mi prisma puedo entender que cambiando mi visión puedo "ganar en calidad de vida", pero por más que lo intento...

Y aunque yo mismo me digo: <> sigue haciéndose un poco cuesta arriba cuando las recompensas que me doy por el día a día son limitadas y a veces fictícias...

Cada vez con mayores responsabilidades, mayor presión y quebraderos de cabeza; para bien y para mal pero que me acaban pasando factura y al final, no resuelven ninguno de mis conflictos reales.

Tomarme las cosas con humor siguiendo la filosofía del ingenio y pidiendo cada vez más paciencia no cambia mis carencias.

Pese a mi reducido tiempo por las prácticas (que por otra parte me llenan mucho y las hago con el mayor gusto posible por la vocación) me pongo más y más proyectos, algunos dejados de lado por el tiempo y otros surgidos de la casualidad completando espacios o necesidades que no sabía cómo llenar.

Pero todo con el coste de mayor complicación, más renuncia y lo peor de todo, una lucha contrarreloj más crítica de la ya habida... 

Y ante toda esta tensión, esta lucha frenética con el día a día con sus más y sus menos... sigo muriendo por dentro.

Cada vez más mis sueños turbios son más recurrentes y pese a disfrutarlos en su inmensa mayoría, a la hora de despertar me absorben sobremanera toda mi energía.

Hace tiempo comenté que subsistía por mi fuerza de voluntad y en parte por la inercia gracias a los mínimos que me impongo a mí mismo porque, aunque me cueste a momentos, sé que tarde o temprano habrá sido mejor este esfuerzo que tirarlo todo por la borda.

Pero no mejoro... Cambio los lugares, cambio la gente y puede que hasta las circunstancias; y en mi afán de aprender, de crecer y mejorar no dejo de hacer más y más grande una estructura que se sostiene por cimientos roídos por el tiempo, la desesperación y la falta de amor propio.

¿Cómo aceptar el cariño de los demás, si he de esforzarme para pensar que no es más que una respuesta por compromiso? ¿Cómo curar con palabras y caricias sinceras aquellas brechas que ni los mejores argumentos ni las manos más cálidas pueden cubrir?

Me gusta esperar de la vida cosas que no ocurrirán, pues a le he encontrado el placer a soñar por duro que sea chocar siempre con la realidad. Pero ya no se me ocurren más formas de poder consolidar todo aquello que se pudre en mis entrañas y que oxida mi ánimo. Ya no sé cómo lograr levantarme por las mañanas si no es por la presión de la responsabilidad, las prisas o el deber más urgente...

Si por mí fuera, a veces dormiría por la eternidad...

Ojalá algún día pueda decir que todo esto ha dado sus frutos, y así lo quiero creer.

No es propio de mí quejarme continuamente, y es lo que más suelo hacer...

Y lo peor es, que las pocas cosas buenas que me pueden pasar, a penas puedo disfrutarlas.

Si muchos supieran cuántas veces llego a pensar en morir... y es que siempre que se acerca algún momento que considero importante para mí... pienso en accidentes, barreras que me prohíban ese soplo de vida, ese placer.

Menos mal que me queda orgullo suficiente como para no perder este pulso con el sino.

Sí, es la víspera de Todos los Santos ya... y aquellos muertos a los que yo les llevo flores son los sentimientos que ya no sé cómo albergar, los que ya han perecido y aquellos a los que no permito entrar.

NaiT

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