Se acerca a gran velocidad esa fecha señalada, esos momentos de júbilo, alegría, calor familiar y humildad en la que todos se muestran cariño y la idea principal es la de compartir...
Se acerca esa fecha en la que más que nunca deseas estar con tus seres queridos.
Hoy no entraré en la polémica habitual, todos somos conscientes del bulo y la hipocresía que suponen estas fiestas de buen espíritu pero ya demasiado corruptas.
Realmente, hace tiempo que no disfruto de la que debería ser esta gran mentira, y no por ser consciente de ella, sino porque su espíritu... hace tiempo que se perdió en mi entorno y por mucho que se intente fingir o alimentar el engaño... sólo hace más estrepitosa la pantomima.
No recuerdo cuándo fue el último año en el que coloqué decoración navideña... Y ya son unos cuantos en los que ni mi familia se preocupa por poner demasiada cosa...
Recuerdo esa infancia lejana y la no tan lejana en la que aunque fuera colocar algo o ver cómo mi hermana lo hacía disfrutando como una enana me complacía. No sé si por tradición, por ritual... pero era la época para hacerlo y el hecho de hacerlo estaba bien.
Hace eones que no decoro ningún árbol, y tampoco es que tenga demasiadas ganas. Cuando el velo de la mentira se desvanece ante ti, cuando comprendes que ni en estas épocas de paz sirven para marcar la diferencia...
¿De qué sirve una tregua? ¿De qué sirve dejar a un lado los conflictos por unos días en ve de tomarlo como rutina?
Esta es una de mis críticas más actuales para estas fechas, pero no es la de mayor peso...
Dije, digo y lamentablemente mantengo aquel anhelo por el cual estas fechas carecen de tanto espíritu para mí. ¿Familia? No quiero entrar en ése tema. ¿Amigos? Se puede celebrar con ellos, pero no es la situación completa...
Siempre falta algo, siempre falta "alguien" en mis navidades y ya puede que sea simple capricho o pataleta infantil, pero me ahogo con la idea de otra cena familiar en noche buena y yo solo en compañía de mi familia.
Jeh, familia... Parece mentira que yo también sea un partícipe más en esta cándida esfera de sobreinterpretación harmónica, alegre, pacífica...
No tengo nada en contra de ellos, no de la mayoría y de quienes pudiera decir algo, no es como para recriminar. Me molesta que incluso durante esa pantomima mis palabras son sinceras, mis acciones lo son y yo las siento como tal. No puedo decir lo mismo de los demás.
Me falta algo en estas cenas... pero eso ya es tradición. Soy el mayor de los pequeños, el pequeño de los mayores, el que pertenece a la rama negra de la familia y además el bicho raro. Menos mal que mi relación con aquellos que realmente sobran es efímera.
No hay más, a prepararse para un nuevo año, una nueva fiesta de navidad, otra cena de noche buena y... a esa fría y navideña soledad.
NaiT
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