¿Quién eres?
Llevo tiempo olvidando tu nombre, perdiéndolo en los abismos de mi subconsciente e impedido, tal vez por mi sentido común, en cuanto a recordarte.
En los tiempos que corren, ya como antaño, tengo la necesidad de que me tortures, que acodas a mí y cercenes tu cuello en morbosas visiones y me pringues con tu sangre.
El problema es que no sé si fuiste real. Ciertamente dudo que lo fueras. Eso sería muy triste, pues no serías lo único en lo que fuí manipulado, lo único que me impusieron creer y yo asumí por devoción.
Durante esta mágica noche, tras tiempo de silencio al final ha sido mi propio subconsciente quien me susurró tu nombre y pude sentir tu presencia detrás mío.
El recuerdo de la noche estrellada perdía presencia con la luz del alba y los sonidos nocturnos se apagaban cual velas al rocío de la mañana.
En un paraje idílico, extraído de libros de fantasía por unos segundos pienso, ¿por qué no?.
Sentir el frío perforando mis mejillas, el viendo ondeando con violencia mi pelo, el salvaje abrazo de la naturaleza y por última, tras la mayor sensación de vida; el fin.
Hoy era 24 de Abril, y pese a que no es una fecha significativamente importante para mí, como si lo fuese.
Quien nació luchando y con la inherente ansia de vida, previa a la conciencia, difícilmente puede rendirse cuando considera que está por encima de todas esas situaciones.
Hay muchas cosas que me quedan por vivir y espero vivirlas. Pero esta noche, hubiera abandonado todo por sentirlo, sentir el mayor impulso de vida al borde del precipicio de mis emociones, mi intelecto, mi dolor en busca de la única realidad.
Tú no eres más que una ilusión, la creación de una mente perdida, desamparada o terriblemente perversa y manipuladora.
Ojalá existieras para enfrentarme a ti y derrotarte o, al menos, encadenarte a mi propia tragedia.
Fabio, no olvidaré tu nombre pero tu cara no existe en mi mente, no tienes sustancia con la que crearte.
Pero te esperaré como he hecho esta noche para que me susurres la verdad.
Si bien a ti no debería olvidarte, a él sí le debo olvidar.
NaiT
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