Blood Letters...

lunes, 18 de enero de 2010

Silence, please... I won't to listen anything..

A veces lo único que nos queda es la desolación del rencor... a veces lo único que tenemos es la nada de nuestras existencias.



La gente no parece comprender que hay más cosas a parte de salir con los amigos o estar de fiesta, que no siempre se puede estar disponible por mucho que lo intenten y que la edad no es un factor de peso cuando has de obedecer a otras personas.


Estoy acostumbrado a la soledad, no necesito de nadie en verdad y cada vez estoy más convencido de ello...
Agradecer deberíais el que abandone mi morada y me reuna en muchas ocasiones.


Soy un maestro del engaño, hasta yo mismo me creo que soy feliz cuando digo "soy feliz".


Pero realmente las razones que me aportan felicidad las veo como trabas, lastres a momentos, sanguijuelas de una sociedad de la que necesito escapar a veces para poder recuperar fuerzas...


Critico a la gente que va por ahí buscando nuevos contactos y ligando con 5 a la vez, cuando yo pertenezco a ese colectivo.


Tal vez yo no soy tan descarado, antes de decirle "te quiero" a alguien ha de gustarme mucho, y por supuesto no se lo diría a 2 personas a la vez. Pero el hecho de conocer gente con un fin tal como tener la posibilidad de encontrar algo más que amistad, me repugna.


No busco sólo sexo como otros, pero sí que pasa esa idea por mi mente, así que no soy mejor que aquellos a los que critico.


Me doy asco por cómo pienso y aún más por cómo actúo.


No me fío de nada, no creo casi en nada... Y lo peor es que cada vez pierdo más el apetito en las personas.


Acabaré siendo como el resto, uno más que sólo busque saciar sus necesidades físicas y luego, se olvidará de tu cara... sí, eso estaría bien, tener la ventaja de olvidar y no pensar tanto en las personas que conozco, aquellas que les podría hacer daño cuando las que me lo hacen a mí no parecen pensarlo siquiera.


Me busco excusas para estar mal, cual mínima ilusión aparezca en mí ya es un cristal que desgarra mi piel... ya no comprendo las verdaderas ilusiones, aquellas que te animaban, que te hacían estar eufórico... las que te hacían feliz.


Con una venda en los ojos, seguiré caminando, desconfiando, y cuando vuelva a abrir los ojos... eso ya lo veré en su momento.




NaiT

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