Hace mucho que no escribo en este santuario de reflexión, para mis adentros y para compartir con quienes decidan leer.
El llanto, nada más conmovedor y doloroso que el llanto de un niño. Una mirada sincera, cristalina, empañada por lágrimas de intenso fulgor.
Se han removido muchas cosas en mi ser, simplemente por ver el llanto de un niño.
En mi trabajo la gente va y viene, eso lo sé y ya ha habido más de una despedida que para mí ha sido triste. He conocido gente muy interesante y algunos incluso con los que voy a poder mantener contacto gracias a internet; pero el punto de inflexión, el antes y el después lo ha marcado él, un simple niño.
No es alguien por quien pueda sentir ningún tipo de atracción emocional y menos física, no es más que un niño. Un niño ingles que sin embargo ha logrado sacarme más de una sonrisa, ya fuera con su contagioso ánimo, por sus "bailes de la victoria" o por su competitividad en los juegos en los que participaba.
Un niño con el que ha habido feeling. Venía a todas las actividades que yo hacía, se pegaba a mí cuando yo hacía el MiniDisco... Como se diría vulgarmente: "estaba pegado a mis faldas".
Pero todo tiene un fin. Despedirme de él fue difícil, no sólo porque se hará raro no verle tras una semana (aunque ya me he adaptado a cambiar de gente...), si no porque al ver cómo su alegría se desvanecía ante la incertidumbre de volverme a ver... me he roto por dentro.
Ayer me despedí ya que hoy era mi día libre y mañana él ya no estaría cuando yo empezase a trabajar. Me costó tanto hacerle sonreír un poco para que su madre nos hiciera una foto que él podrá tener de recuerdo...
Pero hoy he tomado la decisión de verle una vez más, para bien o para mal. Su sonrisa al verme parecía de alivio, como si hubiese podido dar un suspiro, peor a medida que se hacía más tarde... Sólo ha estado de pie a mi lado mientras mirábamos el show de magia, pegado a mí y mirándome de tanto en tanto.
Después simplemente fui a hablar un poco con mis compañeros de trabajo y él, parecía soportar bien las lágrimas.
Me despedí nuevamente de todos los que mañana ya no estarán y de él inclusive, pero como un valiente hombrecito lo soportaba con entereza. Pero un poco de deber acudió a mí y me quedé charlando nuevamente con mis compañeros de trabajo por un rato.
Varias veces tuvieron que venir a buscarme quienes acompañaban a tan adorable niño para advertirme de que él estaba llorando porque me quería volver a ver, pero no podía ir, estaba con una charla importante.
Al final, entre llantos y sollozos, él vino a mí y casi se lanzó a mi cintura para abrazarme, a lo que lo alcé y le devolví el abrazo, pidiéndole que no llorase mas.
Es un buen chico y los buenos chicos no tendrían que tener razones para llorar...
Realmente no sé qué habré hecho para que tuviera tal fijación conmigo, no sé qué habré hecho para que me haya cogido tanto cariño ni qué interpretación sacará él de lo sucedido o qué razones tendrá.
Lo que sé es que por sus gestos he quedado totalmente conmovido, roto, angustiado, feliz, triste...
Nunca nadie ha llorado de tal forma sólo por separarse de mí o por la incertidumbre de saber si volverá o no a volver a verme. Nadie ha estado tan pendiente de estar cerca sin pedir nada, ni siquiera intentando captar mi atención, (aunque la captaba por su magnetismo natural, su chispa y salero), sólo queriendo estar cerca y siendo cuan más natural imposible.
Es triste pensar, que lo más parecido a alguien enamorado de mí, en cierto modo, haya sido un niño encandilado por mi forma de animar. Un niño que no sé si habrá visto en mí un hermano mayor, un modelo a seguir o simplemente alguien divertido que le ha amenizado las vacaciones. No lo sé.
Sólo sé que me deprime mucho pensar que si hubiera sido alguien con tal vez 13 o 10 años más, hubiese movido cielo y tierra para que esas lágrimas no se hubieran llevado como mínimo un beso o una segunda oportunidad para vernos.
No sé si el año que viene volveré a trabajar en éste hotel, pero sé que lucharé para estar aquí, esperando su regreso, si es que vuelve el año que viene.
Tal vez sea estúpido, pero mi palabra está dada. No como promesa, pero la fe está para algo, y a mí él me ha aportado más con un par de lágrimas que yo a él en todos estos días de actividades...
NaiT
No hay comentarios:
Publicar un comentario