Hace mucho que no escribo en este santuario de reflexión, para mis adentros y para compartir con quienes decidan leer.
El llanto, nada más conmovedor y doloroso que el llanto de un niño. Una mirada sincera, cristalina, empañada por lágrimas de intenso fulgor.
Se han removido muchas cosas en mi ser, simplemente por ver el llanto de un niño.