¡Qué triste es pensar, y peor todavía, saber; que no nos pertenece todo aquello que nos digan, aquello que nos creamos ser...
Todo forma parte de una ilusión, una percepción errónea de la realidad que tarde o temprano nos sorprende con la auténtica verdad. Y mientras tanto, aterrados, engañándonos a nosotros mismos, tememos la llegada de aquello que nos horroriza...