Cada vez frecuento más este páramo de desolación llamado consciencia que, por mucho suplemento para sembrar algo más de cordura, siempre acabo con mis recurrente divagaciones.
Y sigo con el conflicto de, ¿qué pesa más, el placer o el deber? ¿lo correcto o la felicidad?
Hoy por hoy he tomado una decisión que, pese a necesitarla tiempo atrás, no tomé por mi afán de experiencias, de diversión. Pero ahora que lo tengo todo tan a mi alcance... me he cansado.