Blood Letters...

martes, 11 de diciembre de 2012

Ya no quedan poetas ante el miedo...

No hay palabras en este páramo yermo. Un frío desierto de inseguridades ocasionalmente invadido por la soberbia sin sentido.

Hago acopio de estas escenas pues no encuentro otra forma de plasmar mi escasez de oratoria en estos momentos.

Largos días que se acortan al sumergirme en el baldío mundo onírico o, en su defecto, en fantasías prematuras que evocan siempre al mismo final.

Sólo sé escribir de melancolía parece, y todo porque las ganas, el ímpetu y las fuerzas para escribir sobre otra cosa se desvanecen tan pronto como empiezo a escribir. No sé hasta cuándo estaré así.


Como si de otras eras se tratase, parece ser que el tiempo de los poetas acabó, para mi desgracia.

No es que escribiera nada del otro mundo; sólo plasmaba aquello que sentía al momento o cuantas palabras me gustaría poder decir en las circunstancias apropiadas, e incluso, a veces escribía cuanto me gustaría oír  de vez en cuando.

Pero todo cuanto concibo ahora es el miedo y mis penurias para sobreponerme.

Tantos años eludiendo la palabra, evitando darle forma y sí, cuanto me aterra es el miedo.

Pero no el miedo común, o tal vez sí. Mi miedo más sufrido, a parte de la solidad con el que he lidiado y en cierto modo sobrepasé con los años, es uno que siempre ha estado ahí y hasta hace poco lo manifestaba como "no ser capaz de actuar". Pero eso era algo reciente...

Algo que se remonta a mi más tierna infancia, algo que he vivido en carne propia y con lo que he convivido.

Mi temor, casi al alcance de mi temor al olvido (aunque relacionado), al del sufrimiento o al de ser incapaz de controlar una situación importante...  es la inconsciencia.

Siempre he temido mis desmayos por perder la noción del todo por un tiempo indefinido y del cual no puedo recordar nada.

Pero viendo los achaques de mi padre, sus ausencias... y tras mi experiencia... realmente hoy día, pese a evitar situaciones que me puedan ausentar, temo que de pronto me ocurriese y es que a momentos me siento fuera de mí.

Esperando en algún bar o consulta, hablando con algún amigo, paseando.... a momentos siento como si todas mis ideas se borrasen y de pronto el mundo dejase de estar ahí, pero la sensación dura unos instantes, lo suficiente como para reaccionar y seguir sintiendo que no me he ido.

Pero me aterra pensar que, al igual que mi padre, puedo estar hablando con alguien y de pronto verme en otro lugar o que estoy solo, mirando algún programa y que de pronto hay alguien que lleva un rato hablando conmigo.

Es algo con lo que mi cabeza no podría lidiar... y me está costando asumir que algún día, por predisposición,  me ocurrirá o que, quién sabe, puede que baje la guardia y de pronto me encuentre sin saber qué ha ocurrido...

Pero a veces esta vida sabe a tan poco...

NaiT

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